Caballo Criollo
El caballo criollo es descendiente del caballo ibérico traído por los conquistadores españoles a América (nada tiene que ver con el actual Caballo Andaluz). Podemos definirlo como un caballo ibérico producto de la mezca del caballo berberisco del norte de África con el caballo peninsular (caballo del Valle del Guadalquivir en Andalucía), sin influencia de razas pesadas europeas.
Este caballo, es el producto de seis siglos de guerra entre moros y cristianos. Los caballos entraron en Argentina por Perú, el puerto de Buenos Aires y por Brasil. Pero la corriente introducida por Pedro de Mendoza al fundar la Ciudad de Buenos Aires en 1536 es considerada la más importante. Cuando Mendoza debió abandonó Buenos Aires obligado por la defensa de los pueblos originarios, dejó los caballos, que una vez sueltos se reprodujeron prodigiosamente en los pastizales de las praderas de la Pampa Húmeda. 44 años después cuando Juan de Garay llegó al Río de la Plata (1580) encontró las caballadas abundantes en número y de excelente calidad. Por otro lado, los pueblos autóctonos domesticaron el caballo libre de las llanuras del continente convirtiéndose en guerreros y cazadores de a caballo. Estas condiciones expusieron al caballo introducido por los españoles en América a una selección natural durante siglos; lo cual dio origen a la raza del Caballo Criollo. Se caracteriza por su resistencia, versarilidad, longevidad, rusticidad y gran adaptación al medio.
En la guerra de la Independencia Argentina se utilizaron casi exclusivamente caballos criollos. Luego de la independencia de 1816, con la creciente europeización en todos los ámbitos de la vida argentina, el caballo criollo fue dejado de lado como raza y mestizado con sangres extranjeras. Se lograron caballos de mayor altura y más veloces, pero todo ello en detrimento de su versatilidad, de la resistencia a la fatiga y a las condiciones extremas.
A principios del Siglo XX, aún existían caballadas salvajes en la Patagonia, con las características adquiridas a través de 400 años de selección natural. Otras manadas de caballos criolos permanecían libres en las Sierras de la Ventana y Sierras de Tandilia.
La recuperación del caballo criollo, con una selección científica, fue liderada por el Médico Veterinario Emilio Solanet, quién con un grupo de criadores fundó la Asociación de Criadores de Caballos Criollos, recuperando la raza; y recuperando al Caballo Criollo como un ejemplar versátil, económico, rústico y dócil.
Sus dos ejemplares más famosos, Mancha y Gato, recorrieron el Continente Americano desde Buenos Aires a Nueva York ( 21.500 km), guiados por Aimé F. Tschiffelly, batiendo récords de distancia y altura.