Recuperar valor

Esta editorial ha sido escrita especialmente para poder escucharla. La hemos realizado para todos los que no puedan leer o les cueste hacerlo.

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RECUPERAR VALOR:

Se ha perdido un valor fundamental en Argentina y creo que es posible recuperarlo.

Cuando fuimos alumnos tal vez hayamos tenido la suerte de conocer a un profesor que nos ayudó a pensar que es posible lograr un objetivo por más difícil que parezca, o que ayudó a encender nuestra sed de conocimiento y a confiar y creer en nosotros mismos.

Todos conocemos algún negocio en donde nos gusta estar por su arquitectura, por su variedad, porque nos atienden bien y porque siempre nos ofrecen un buen producto.

Son situaciones totalmente distintas pero tienen un denominador común, y es que contribuyen a que nos sintamos bien.

Si este tipo de profesores o lugares se multiplicasen, no hay duda de que mejoraría el lugar en donde vivimos. Requiere un esfuerzo extra, una atención mayor, una dedicación que tiene en cuenta al otro y por eso debemos hacerles saber que están haciendo su tarea de una manera especial.

¿Cuál es entonces el valor perdido que puede mejorar la convivencia ?

Ese valor se llama gratitud.

Es reconocer al otro su esfuerzo para que yo esté mejor.

Cuando uno dedica tiempo y cariño a una tarea que no es reconocida, un sentimiento angustiante y desolador lo invade. Es muy importante agradecer a los que a través de su trabajo logran mejorar el entorno en donde vivimos para que continuen de esa manera y no sientan que fué en vano el esfuerzo agregado. 

Por eso no debemos ser desagradecidos, aunque una palabra más dura pero más indicada sería ingratos.

¿Cómo es posible que hayamos perdido el hábito de agradecer?
Tal vez la gente que abiertamente o con artilugios nos engañan han sembrado tal desconfianza entre nosotros que cuando aparece el que mejora el entorno no nos damos cuenta porque estamos en actitud de defensa. Es necesario identificar al que hace las cosas bien para poder expresarle nuestra gratitud.

Invito entonces a que volvamos a incorporar el hábito de agradecer.
 Agradecer al empleado que nos atiende bien, a nuestra señora que nos hizo una rica comida, al vecino que nos abrió la puerta, al profesor que nos ayudó a elegir la vocación o a ese amigo que nos escuchó cuando más lo necesitábamos.

 Emitir ese sonido musical que llena el espíritu: gracias.

De esta manera, el esfuerzo y tiempo dedicado por el otro es reconocido. Lo alentamos a continuar con su tarea de mejorar la convivencia.
Y para agradecer es necesario darse cuenta de lo que uno recibe, poder enfocarlo, tener en cuenta su existencia y luego es probable que imitemos ese comportamiento con el prójimo.

Es curioso que no tengamos una palabra justa para contestar al agradecimiento. Es común escuchar luego de un “gracias”: “No,no, por favor”, o un: “no hay de qué”. 
¿Cómo que no hay de qué?  ¿No sería mejor: “Me gusta que lo hayas notado”, por ejemplo?
 A veces decimos: “No, gracias a Ud”  ¿Por qué no podemos aceptar el agradecimiento?.

Creo que la simple acción de volver al hábito de agradecer puede difundirse y mejorar la convivencia porque cuando escuchamos a alguien que aprecia nuestro esfuerzo, se enriquece el diálogo. El que nos escucha, si sabe que reconocemos su aporte, nos prestará más atención. Este diálogo enriquecido mejora las relaciones y las discusiones a nivel personal o de conjunto y por supuesto en la política también. ¡Qué distinto sería si antes de exigir o criticar, primero agradeciésemos al prójimo teniendo en cuenta todo lo que ha hecho antes por nosotros!

Hagamos entonces un esfuerzo y expresemos nuestra gratitud.

Les agradezco por haber invertido su tiempo en escucharme.

Alejandro Siskos, 24 Febrero 2012

RSSComentarios (1)

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  1. Rubén Magariños dice:

    Muy buena editorial, ojalá que el mensaje llegue a muchos y lo pongamos en práctica. Muchas gracias y felicitaciones.